por la Dra. Karina Acevedo-Whitehouse.
Si tuviera que elegir a un ‘villano molecular’ para una historieta, sin lugar a dudas escogería a la proteína Spike de SARS-CoV-2.
Esta proteína glicosilada (es decir, que tiene azúcares también) que ‘pesa’ 180 a 200 kD, se compone de tres copias (es decir, es un “trímero”) cada una con dos partes, la subunidad S1 y la subunidad S2. La proteína Spike del virus SARS-CoV-2 (también está presente en otros betacoronavirus) se encuentra en una forma estable, conocida como una “conformación de prefusión”. Cuando se encuentra con el receptor celular (la enzima convertidora de angiotensina 2, ACE2), entonces ocurren cambios en la estructura de Spike que hacen que la subunidad S2, que contiene un sitio de “anclaje”, quede expuesto.
Esto es lo que permite que la membrana del virus (no todos los virus tienen una membrana pero los coronavirus, sí) se fusione con la membrana celular, y así pueda entrar el virus al citoplasma, dando inicio a su replicación (copiado del genoma y fabricación de nuevos viriones). Cada Spike del virus (tienen varios en su superficie) están recubiertos de azúcares del tipo de los polisacáridos, lo que le da cierto camuflaje, y así evade parcialmente al sistema inmune (parcialmente, porque a la larga nuestro sistema inmune sí que lo detecta).
Algo así como una capa de invisibilidad que no funciona al 100%.
¿Eso vuelve a Spike un villano molecular? ¡No!
Muchas otras proteínas de virus y bacterias son así, y no las elegiría como villanos necesariamente. Lo que volvería a Spike el villano molecular de mi historieta imaginaria es lo que hace en el organismo, que enlistaré abajo. Eso sí, si quieren saber más detalles estructurales y bioquímicos sobre la proteína Spike, pueden leer (en inglés) la publicación de Huang et al. año 2020 (https://www.nature.com/articles/s41401-020-0485-4).
1) Cuando Spike se une a ACE2 de las células de la pared interna de los vasos sanguíneos (es decir, del endotelio), desregula el eje renina-angiotensina-aldosterona. Esto lo hace de varias formas, pero una de las más importantes es que causa daño a las mitocondrias (las fábricas productoras de energía) de las células endoteliales (Lei et al. 2021 Circulation Res; https://www.ahajournals.org/doi/10.1161/CIRCRESAHA.121.318902)
2) Spike, en particular la subunidad S1, puede alterar la función de la barrera hematoencefálica (la barrera que separa nuestro cerebro y médula espinal del resto del cuerpo). Si bien, esto fue estudiado in vitro (Buzhdygan et al. 2020 Nature; https://www.ncbi.nlm.nih.gov/labs/pmc/articles/PMC7547916/) y no en un organismo vivo, su implicación es tremenda: entre otras cosas incrementaría fácilmente la inflamación del sistema nervioso central, que nunca es buena idea. Evidencia de que esto ocurre se ha visto en al menos dos estudios, uno que reportó que la proteína Spike puede entrar al cerebro de ratones inoculados de forma experimental (Rhea et al. 2021 Neurobiol Dis; https://www.nature.com/articles/s41593-020-00771-8) y otro que demostró que en algunas personas positivas a SARS-CoV-2 se podía encontrar Spike en el cerebro, sin que estuviera presente el virus (solo su proteína), y les ocasionaba una inflamación importante (Lee et al. 2021 New England Journal of Medicine; https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMc2033369)
3) Algunos anticuerpos que producimos contra Spike (específicamente, los que producimos contra la región N-terminal de la parte que se une a ACE2) logran el efecto contrario al “deseado”: incrementan la unión de la proteína Spike a ACE2, lo que incrementa entonces la infectividad del virus (Liu et al. 2021 Cell; https://www.cell.com/cell/pdf/S0092-8674(21)006620.pdf). Eso es semejante a lo que se ha visto para la proteína Spike de otros coronavirus, como el que causa Peritonitis Infecciosa Felina, donde, de hecho, la vacunación incrementa la infectividad por este mecanismo (se producen anticuerpos contra su proteína Spike y estos incrementan la infectividad; Venemma et al. 1990 J. Virology; https://www.ncbi.nlm.nih.gov/labs/pmc/articles/PMC249267/)
4) Se parece suficientemente Spike a proteínas nuestras que están en las células endoteliales, que es posible generar respuestas autoinmunes contra nuestro propio endotelio (Paladino et al. 2020 J Clin Med; https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33143379/; Gammazza et al. 2020 Cell Stress Chaperones; https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32754823/). No ocurrirá en todos quienes se expongan a Spike, pero en algunos sí puede pasar.
Lo ven? ¡Un villano que cuenta con más que suficientes formas de dañar a un organismo!
Ya quisieran estas ‘habilidades’ los villanos de las historietas clásicas y actuales…
Los que han estado siguiendo mi escrito podrán preguntarse (y con razón) ¿Entonces, SARS-CoV-2, al tener Spike es realmente peligroso? Y mi respuesta es no. El villlano es Spike y no el virus per se.
Me explico por qué:
1) Las infecciones típicas por SARS-CoV-2 no se diseminan por todo el organismo
2) No es un virus que sea demasiado “prolífico”, es decir, no suele hacer tantas copias de sí mismo como otros virus que infectan al humano.
Se han hecho muy pocos estudios al respecto aún, pero con la información disponible, parece que en su pico máximo, un humano infectado con síntomas severos puede llegar a tener 10.000.000 viriones (recuerden que un virión es la individualización del virus) de SARS-CoV-2, de acuerdo a Sender y colaboradores (2021; https://www.pnas.org/content/118/25/e2024815118).
Se oye como mucho 10.000.000, pero no lo es cuando hablamos de virus (por ejemplo, durante las infecciones de VIH, cada célula infectada puede producir 100.000 viriones. ¡Cada célula!; con el “pico de infección” de SARS-CoV-2 se reporta como máximo 10.000.000 en total presentes en suma de los tejidos infectados).
Y eso es el estimado máximo; la mayoría de los infectados tienen mucha menor carga viral. Entonces, sí, es una proteína “villana” pero en general, cuando la proteína está en la superficie del virus SARS-CoV-2 no hace esos efectos que describo.
El problema es que las vacunas “COVID-19” del tipo de ARNm (Pfizer y Moderna) y vectorizadas (Astrazeneca, Jansen, Cansino, Sputnik) le dan las instrucciones a nuestras células para que produzcan Spike. El Spike completo, ambas subunidades.
Estas instrucciones no se quedan en el sitio de inoculación y entran en diversas células del cuerpo, no solamente en células inmunes o musculares, incluyendo las endoteliales (sobre todo cuando la vacuna, por error en la aplicación, entró en la sangre del inoculado). Así que, cuando se genera por nuestras células en respuesta a las vacunas, ahí sí que puede desplegar su arsenal este “villano molecular”.
He compartido muchas publicaciones que añaden evidencia a lo que arriba describí: es sensato y precavido suponer que la alta cantidad de eventos adversos (como miocarditis, trombosis, inflamación del sistema nervioso y daño por reacciones inflamatorias severas, entre otros) que se están registrando asociados en el tiempo con la vacunación podrían estar relacionados causalmente con esas inoculaciones.
Esto no es conspiranóico ni paranóico. Es una actitud responsable la que pide precaución y más estudios antes de dar por sentado, como han hecho mucho médicos y científicos, que son completamente seguros estos productos.
Los mecanismos que explicarían estos eventos se conocen. ¿Para qué seguir ignorándolos? Es mejor aceptar que nos equivocamos que seguir perpetuando una narrativa por “quedar bien” o por no querer ser tildado de “antivacuna”. Seamos responsables, por favor.
Si están interesados, les recomiendo la publicación de Theoharides y Conti (2021) publicado en la revista Journal of Biological Regulators and Homeostatic Agents (https://www.biolifesas.org/biolife/2021/06/08/be-aware-of-sars-cov-2-spike-protein-there-is-more-than-meets-the-eye/) para que puedan leer un poco más acerca de Spike y sus efectos.
Que tengan lindo día,
Fuente:
Publicado el dia 19.01.22 en Telegram en el canal de Akasha Comunidad
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