¿Te gustan los cuentos?, muchas veces estos guardan antigua sabiduría, otras como en este caso moralejas con información valiosa para nuestro beneficio.
Tiene como intención que vean las mentiras más importantes en las que se basa la nueva noticia. Si no somos capaces, como humanidad, de ver estas mentiras por lo que son, nos enfrentaremos a un evento peor, mucho peor, que lo que fueron los peores momentos de la pandemia…
Dra. Karina
Haz clic en el siguiente enlace para leerlo en línea:
La respuesta de Estados Unidos a la pandemia de COVID-19 fracasó en muchos niveles de gobierno y en muchos aspectos. Ciertamente, las muertes son inevitables durante una pandemia. Sin embargo, demasiados legisladores de EE. UU. concentraron sus esfuerzos en medidas ineficaces o activamente dañinas y divisivas, como el cierre de escuelas, que generaron un daño social enorme sin reducir significativamente la mortalidad por COVID-19, y al mismo tiempo no protegieron a los estadounidenses de alto riesgo. Como resultado, los estadounidenses se vieron gravemente afectados tanto por la enfermedad como por los daños colaterales generados por estrategias y decisiones desacertadas contra la pandemia que ignoraron años de orientación de preparación para la pandemia elaboradas por numerosas agencias de salud pública, a nivel nacional e internacional.
Este es un informe de 80 páginas con preguntas que una Comisión/Audiencia Covid debería de plantear al gobierno, los medios y los científicos.
Este documento no es un informe de investigación sobre el Covid-19. Más bien, presentamos un plan que contiene preguntas clave de salud pública para una comisión COVID-19. En capítulos separados, resumimos la información de antecedentes clave y proponemos preguntas específicas sobre las fallas en la protección de los estadounidenses mayores de alto riesgo, sobre el cierre de escuelas, los daños colaterales del encierro, la falta de datos de salud pública sólidos recopilados y/o disponibles, la comunicación de riesgos engañosa, minimizando la infección. inmunidad adquirida, máscaras, pruebas, eficacia y seguridad de la vacuna, terapéutica y modelado epidemiológico.
Elegimos no discutir temas económicos, aunque reconocemos que los efectos negativos en la economía tienen efectos negativos a largo plazo en la salud pública. También hemos optado por no involucrarnos en temas relacionados con el manejo mediático de la pandemia, ni en preguntas sobre cómo, cuándo y por qué se originó el virus SARS-CoV-2. Las respuestas de salud pública a una pandemia se diseñan e implementan independientemente del origen viral.
Este documento fue preparado y escrito únicamente por sus ocho autores. Ninguna otra persona discutió su contenido, ni vio un borrador o la versión final antes de la publicación. Siete de nosotros comenzamos el trabajo en una reunión en persona en Norfolk, Connecticut, organizada por el Instituto Brownstone en mayo de 2022. Escribimos y editamos la mayor parte de este documento durante los siguientes seis meses. En honor al lugar donde nos conocimos, nos llamamos Grupo Norfolk.
Los ocho tenemos una amplia gama de puntos de vista políticos y no estamos unidos por ningún punto de vista político en particular. Todos los autores han expresado críticas sobre cómo las agencias gubernamentales y las personas designadas por y sirviendo en las administraciones republicana y demócrata manejaron la pandemia. Este es un documento de salud pública, y lo escribimos como científicos con diferentes áreas específicas de experiencia, pero compartiendo los mismos puntos de vista con respecto a los principios básicos de la salud pública .. Nuestro trabajo en este documento no fue en nombre de ninguna institución, pública o privada. Además, las declaraciones escritas en estos artículos por Norfolk Group representan sus interpretaciones personales y no representan necesariamente las de sus empleadores. Por último, a medida que se recopilan datos y surgen nuevos estudios, algunos de estos documentos y declaraciones pueden quedar obsoletos o ser menos precisos. Estos documentos se basan en información actual a partir de enero de 2023 y es posible que no se hayan actualizado después de esa fecha.
¡Qué tiempos nos están tocando vivir! Podríamos dialogar por días enteros acerca del ‘por qué’ nos habrá tocado vivir estos tiempos, pero el hecho es que estamos aquí, juntos en este paraje, y dependerá de todos nosotros, de nuestras decisiones, de nuestras acciones, lo que ocurrirá. Sí, ha sido y es tremendo. Sí, ha habido y hay mucho sufrimiento, provocado por muchas cosas. Sí, hay desilusión y dolor, hay pérdidas y duelos; pero también hay crecimientos, y ganancias; hay certezas y hay elecciones de vida. Estamos en un momento clave de cambio de paradigmas, en prácticamente todas las áreas de la humanidad, y la ciencia no es una excepción. En medio de todos estos cambios, ¿cómo podremos ir construyendo el futuro que deseamos habitar, que deseamos que nuestros hijos, nuestros nietos, habiten? No tengo esa respuesta como si fuera la solución a un problema matemático, pero sospecho que no podremos construirlo con las mismas premisas del pasado… “No se puede arar el porvenir con viejos bueyes”.
A veces es importante que la gente que nos rodea nos recuerde frases claves, que llegan muy profundo (gracias, Roxana). Es cierto. ¡No se puede construir algo nuevo utilizando las premisas viejas, que son las que ya han colapsado! Seguro que nos dolerá – como cualquier nacimiento – el colapso de lo que ya no es vigente, y el surgimiento de lo nuevo, pero es la única forma de crecer.
Sé que este tiempo tan tormentoso ha agudizado las diferencias, ha polarizado tantos frentes. Lo leo en los comentarios de miembros de la comunidad que me manda el Equipo de Trabajo. Lo veo en mi comunidad académica, en las familias, entre los amigos. Se han conformado ‘bandos’. Los pro- y los anti-; los conformistas y los contestatarios; el club Spike y el club Grafeno; el club gérmenes y el club terreno; el club virus y el club 5G; pero son ilusiones estas diferencias; ilusiones y superficialidades que no permiten comprender que puede haber partes verdaderas en las diferentes aproximaciones, y no ayudan en nada; ¡al contrario! Agudizan el problema y generan más encono. ¿Me pregunto a quiénes sirve el que se siga generando esta división?
Me enviaron hace unos días una caricatura que muestra a un rey con un consejero en la punta de una torre, mirando hacia abajo donde está una multitud de personas enojadas, algunos con antorchas y otras con lanzas. El rey se ve preocupado, y su consejero le dice:
Eso es todo lo que se requiere – generar división y hacernos creer que los ‘otros’ son los culpables de lo que nos ocurre: de que continúen los casos de COVID-19, de que no funcionen las inoculaciones como debieran funcionar, de que siga muriendo gente, de que los gobiernos sigan imponiendo medidas de aislamiento y pases sanitarios. Y eso hace que nos olvidemos de cuestionar lo importante. Como, por ejemplo, cuestionar ¿exactamente qué es lo que está siendo considerado un “caso de COVID-19”, desde el inicio de la pandemia y hasta la fecha?, ¿cómo se está diagnosticando la enfermedad y cómo fueron validadas biológicamente las pruebas?, ¿por qué, si ya se ha demostrado que las medidas de confinamiento y el uso de mascarilla no redujeron las infecciones, se nos sigue exigiendo continuar estas medidas y utilizar mascarilla?, ¿por qué motivo no fueron diseñadas las vacunas de forma que evitaran la transmisión y la infección?, ¿por qué no están evitando las inoculaciones el que la gente se enferme, si pregonaban hasta un 95% de eficacia luego de dos dosis?, ¿por qué, si no evitan estas vacunas la transmisión, seguimos usando las pruebas de detección de fragmentos (de ARN o de proteína) del virus como indicador de casos COVID-19 ya que si seguimos haciendo eso, nunca podremos tener un escenario de “Cero COVID”?, ¿por qué hay más casos de COVID-19 en el mundo que antes de la vacunación y por qué no se ha reducido de forma notoria el número de hospitalizados y muertos, sino que en algunos países, entre más vacunas se aplican, más hospitalizaciones se registran?, ¿por qué motivos se silencia, ridiculiza o prohíben los protocolos médicos que incluyen fármacos económicos y accesibles para los que ya existe amplio conocimiento de seguridad y muchas publicaciones de su efectividad para tratar pacientes COVID-19? La acusación (o mejor, el cuestionamiento que exige respuestas) no debiera ser de un ‘bando’ hacia el otro ‘bando’, sino hacia los responsables de las definiciones de caso, de los protocolos de tratamiento, de los aislamientos, de las medidas.
Hagamos las preguntas correctas a las personas responsables. Llevamos ya dos años, como humanidad, de aceptar lo que ‘los expertos’ (aunque tengan notorios conflictos de interés) nos dicen, y parecemos tener amnesia cuando esos mismos expertos cambian su narrativa abruptamente y nos tratan de convencer de que nunca dijeron eso que antes habían dicho (por ejemplo, ahora parece que nunca ninguna autoridad de salud, ningún gobernante dijo que las vacunas “evitarían el que la gente se infectara”, o que “es poco probable que una persona infectada contagie a otro” o “que la mayoría abrumadora de los vacunados no se enfermarán cuando se infecten y que es improbable que transmitan el virus” cuando esto fue exactamente lo que dijeron. Como miembro de la comunidad científica, y con más de dos décadas de dedicar mi vida profesional a esta actividad, sé perfectamente que el conocimiento científico cambia, y que conforme salen más estudios, podemos tener una comprensión diferente de un problema de lo que se tenía antes, incluso podemos cambiar radicalmente lo que pensábamos que ocurría. Eso no significa necesariamente que hayan habido errores (puede ser que el estudio hubiera sido limitado, o que la tecnología y resolución haya cambiado), pero si los hubo, tampoco implica que hayan sido intencionales. La ciencia avanza porque avanza la evidencia, y la nueva evidencia puede contradecir lo que se creía antes. Se acepta el error o la confusión y se aprende y como humanidad, crecemos. Sin embargo, el asunto es que ahora nos encontramos en un momento crítico, en el que eso no está pasando: aunque se acumule evidencia científica de que ciertos protocolos médicos tienen alta eficiencia para tratar exitosamente a pacientes COVID-19, no han ajustado su narrativa quienes están a cargo; aunque se acumule la evidencia científica de que la efectividad de las vacunas para proteger de enfermedad es cada vez más baja, se sigue vacunando como si no existiese esta evidencia, y los de un bando culpan a los del otro bando por la falta de efectividad de las vacunas, cuando la culpa sería, en cualquier caso, del fabricante y de quienes exigen ese producto.
No podemos arar el porvenir con viejos bueyes. Necesitamos nuevas formas, nuevas perspectivas, nuevas estructuras. La humanidad puede ser lo que desee ser, si recordamos y abrazamos nuestra fuerza desde la congruencia.
Si tuviera que elegir a un ‘villano molecular’ para una historieta, sin lugar a dudas escogería a la proteína Spike de SARS-CoV-2.
Esta proteína glicosilada (es decir, que tiene azúcares también) que ‘pesa’ 180 a 200 kD, se compone de tres copias (es decir, es un “trímero”) cada una con dos partes, la subunidad S1 y la subunidad S2. La proteína Spike del virus SARS-CoV-2 (también está presente en otros betacoronavirus) se encuentra en una forma estable, conocida como una “conformación de prefusión”. Cuando se encuentra con el receptor celular (la enzima convertidora de angiotensina 2, ACE2), entonces ocurren cambios en la estructura de Spike que hacen que la subunidad S2, que contiene un sitio de “anclaje”, quede expuesto.
Esto es lo que permite que la membrana del virus (no todos los virus tienen una membrana pero los coronavirus, sí) se fusione con la membrana celular, y así pueda entrar el virus al citoplasma, dando inicio a su replicación (copiado del genoma y fabricación de nuevos viriones). Cada Spike del virus (tienen varios en su superficie) están recubiertos de azúcares del tipo de los polisacáridos, lo que le da cierto camuflaje, y así evade parcialmente al sistema inmune (parcialmente, porque a la larga nuestro sistema inmune sí que lo detecta).
Algo así como una capa de invisibilidad que no funciona al 100%. ¿Eso vuelve a Spike un villano molecular? ¡No!
Muchas otras proteínas de virus y bacterias son así, y no las elegiría como villanos necesariamente. Lo que volvería a Spike el villano molecular de mi historieta imaginaria es lo que hace en el organismo, que enlistaré abajo. Eso sí, si quieren saber más detalles estructurales y bioquímicos sobre la proteína Spike, pueden leer (en inglés) la publicación de Huang et al. año 2020 (https://www.nature.com/articles/s41401-020-0485-4).
1) Cuando Spike se une a ACE2 de las células de la pared interna de los vasos sanguíneos (es decir, del endotelio), desregula el eje renina-angiotensina-aldosterona. Esto lo hace de varias formas, pero una de las más importantes es que causa daño a las mitocondrias (las fábricas productoras de energía) de las células endoteliales (Lei et al. 2021 Circulation Res; https://www.ahajournals.org/doi/10.1161/CIRCRESAHA.121.318902)
2) Spike, en particular la subunidad S1, puede alterar la función de la barrera hematoencefálica (la barrera que separa nuestro cerebro y médula espinal del resto del cuerpo). Si bien, esto fue estudiado in vitro (Buzhdygan et al. 2020 Nature; https://www.ncbi.nlm.nih.gov/labs/pmc/articles/PMC7547916/) y no en un organismo vivo, su implicación es tremenda: entre otras cosas incrementaría fácilmente la inflamación del sistema nervioso central, que nunca es buena idea. Evidencia de que esto ocurre se ha visto en al menos dos estudios, uno que reportó que la proteína Spike puede entrar al cerebro de ratones inoculados de forma experimental (Rhea et al. 2021 Neurobiol Dis; https://www.nature.com/articles/s41593-020-00771-8) y otro que demostró que en algunas personas positivas a SARS-CoV-2 se podía encontrar Spike en el cerebro, sin que estuviera presente el virus (solo su proteína), y les ocasionaba una inflamación importante (Lee et al. 2021 New England Journal of Medicine; https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMc2033369)
3) Algunos anticuerpos que producimos contra Spike (específicamente, los que producimos contra la región N-terminal de la parte que se une a ACE2) logran el efecto contrario al “deseado”: incrementan la unión de la proteína Spike a ACE2, lo que incrementa entonces la infectividad del virus (Liu et al. 2021 Cell; https://www.cell.com/cell/pdf/S0092-8674(21)006620.pdf). Eso es semejante a lo que se ha visto para la proteína Spike de otros coronavirus, como el que causa Peritonitis Infecciosa Felina, donde, de hecho, la vacunación incrementa la infectividad por este mecanismo (se producen anticuerpos contra su proteína Spike y estos incrementan la infectividad; Venemma et al. 1990 J. Virology; https://www.ncbi.nlm.nih.gov/labs/pmc/articles/PMC249267/)
4) Se parece suficientemente Spike a proteínas nuestras que están en las células endoteliales, que es posible generar respuestas autoinmunes contra nuestro propio endotelio (Paladino et al. 2020 J Clin Med; https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33143379/; Gammazza et al. 2020 Cell Stress Chaperones; https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32754823/). No ocurrirá en todos quienes se expongan a Spike, pero en algunos sí puede pasar.
Lo ven? ¡Un villano que cuenta con más que suficientes formas de dañar a un organismo!
Ya quisieran estas ‘habilidades’ los villanos de las historietas clásicas y actuales…
Los que han estado siguiendo mi escrito podrán preguntarse (y con razón) ¿Entonces, SARS-CoV-2, al tener Spike es realmente peligroso? Y mi respuesta es no. El villlano es Spike y no el virus per se.
Me explico por qué: 1) Las infecciones típicas por SARS-CoV-2 no se diseminan por todo el organismo 2) No es un virus que sea demasiado “prolífico”, es decir, no suele hacer tantas copias de sí mismo como otros virus que infectan al humano.
Se han hecho muy pocos estudios al respecto aún, pero con la información disponible, parece que en su pico máximo, un humano infectado con síntomas severos puede llegar a tener 10.000.000 viriones (recuerden que un virión es la individualización del virus) de SARS-CoV-2, de acuerdo a Sender y colaboradores (2021; https://www.pnas.org/content/118/25/e2024815118).
Se oye como mucho 10.000.000, pero no lo es cuando hablamos de virus (por ejemplo, durante las infecciones de VIH, cada célula infectada puede producir 100.000 viriones. ¡Cada célula!; con el “pico de infección” de SARS-CoV-2 se reporta como máximo 10.000.000 en total presentes en suma de los tejidos infectados).
Y eso es el estimado máximo; la mayoría de los infectados tienen mucha menor carga viral. Entonces, sí, es una proteína “villana” pero en general, cuando la proteína está en la superficie del virus SARS-CoV-2 no hace esos efectos que describo.
El problema es que las vacunas “COVID-19” del tipo de ARNm (Pfizer y Moderna) y vectorizadas (Astrazeneca, Jansen, Cansino, Sputnik) le dan las instrucciones a nuestras células para que produzcan Spike. El Spike completo, ambas subunidades.
Estas instrucciones no se quedan en el sitio de inoculación y entran en diversas células del cuerpo, no solamente en células inmunes o musculares, incluyendo las endoteliales (sobre todo cuando la vacuna, por error en la aplicación, entró en la sangre del inoculado). Así que, cuando se genera por nuestras células en respuesta a las vacunas, ahí sí que puede desplegar su arsenal este “villano molecular”.
He compartido muchas publicaciones que añaden evidencia a lo que arriba describí: es sensato y precavido suponer que la alta cantidad de eventos adversos (como miocarditis, trombosis, inflamación del sistema nervioso y daño por reacciones inflamatorias severas, entre otros) que se están registrando asociados en el tiempo con la vacunación podrían estar relacionados causalmente con esas inoculaciones.
Esto no es conspiranóico ni paranóico. Es una actitud responsable la que pide precaución y más estudios antes de dar por sentado, como han hecho mucho médicos y científicos, que son completamente seguros estos productos.
Los mecanismos que explicarían estos eventos se conocen. ¿Para qué seguir ignorándolos? Es mejor aceptar que nos equivocamos que seguir perpetuando una narrativa por “quedar bien” o por no querer ser tildado de “antivacuna”. Seamos responsables, por favor.
Buscando frecuentemente fuentes de desmentidas de bulos (o supuestos bulos) muchas veces me encuentro con editoriales como esta que salio publicada el 18 de Enero del 2021 en la web: theconversation.com Aquí los autores de la editorial analizan diversos temas que llaman bulos, para esta entrada yo cito lo que mencionan en referencia a las tecnologías 5G y el Coronavirus:
Guía definitiva para desmentir bulos sobre el SARS-CoV-2 y la COVID-19
La tecnología 5G provoca la covid-19? (leer online)
Falso. No hay ninguna prueba científica de que la tecnología 5G sea dañina para el ser humano. La longitud de onda a la que se propaga no interfiere con nuestro cuerpo, ni con nuestras células, ni con el ADN. De hecho, tiene más poder cancerígeno el café.
En resumen, aunque se están llevando a cabo diferentes estudios, en función de las evidencias científicas disponibles podemos estar tranquilos sobre esta nueva tecnología.
Ya terminando el año 2021 llega ahora a mis manos un estudio publicado el 29 de Setiembre del corriente año donde un grupo de especialistas investigó sobre el tema profundamente y listan al pie del mismo 141 referencias de terceros para sustentar su analisis. Aquí les comparto la conclusión y dejo mas abajo el link a la publicacion cientifica en linea para mayor comprensión del trabajo:
Conclusión: Existe una superposición sustancial en patobiología entre la exposición a COVID-19 y WCR. La evidencia presentada aquí indica que los mecanismos involucrados en la progresión clínica de COVID-19 también podrían generarse, según datos experimentales, por exposición a WCR. Por lo tanto, proponemos un vínculo entre los efectos biológicos adversos de la exposición a WCR de dispositivos inalámbricos y COVID-19.
Específicamente, la evidencia presentada aquí respalda la premisa de que WCR y, en particular, 5G, que implica la densificación de 4G, pueden haber exacerbado la pandemia de COVID-19 al debilitar la inmunidad del huésped y aumentar la virulencia del SARS-CoV-2 al (1) causar cambios morfológicos en eritrocitos, incluida la formación de equinocitos y rouleaux que pueden estar contribuyendo a la hipercoagulación; (2) alteración de la microcirculación y reducción de los niveles de hemoglobina y eritrocitos que exacerban la hipoxia; (3) amplificación de la disfunción inmunológica, que incluye inmunosupresión, autoinmunidad e hiperinflamación; (4) aumento del estrés oxidativo celular y la producción de radicales libres que exacerban la lesión vascular y el daño orgánico; (5) incrementar el Ca2 + intracelular esencial para la entrada, replicación y liberación viral, además de promover vías proinflamatorias; y (6) empeoramiento de las arritmias cardíacas y los trastornos cardíacos.
La exposición al RGC es un factor de estrés ambiental generalizado, aunque a menudo descuidado, que puede producir una amplia gama de efectos biológicos adversos. Durante décadas, los científicos de investigación independientes de todo el mundo han hecho hincapié en los riesgos para la salud y el daño acumulativo causado por la WCR [42,45]. La evidencia presentada aquí es consistente con una gran cantidad de investigaciones establecidas. Los trabajadores de la salud y los legisladores deben considerar la RGC como un factor de estrés ambiental potencialmente tóxico. Se deben proporcionar métodos para reducir la exposición a la RG a todos los pacientes y a la población en general.
Un canal con videos breves y muy inteligentes para una mejor compresión de algunos de los tantos aspectos que hoy en día estamos viviendo.
¿Realmente la culpa es de los no vacunados? Muy frecuentemente los medios de informacion (?) están siendo los creadores de opinión en un público cada vez mas vulnberable y aquí un buen ejemplo:
¿Tienen sentido algunas de las medidas sanitarias actuales COVID? La ciencia se basa en el método científico, probando validar o invalidar la hipótesis y desarrollando una teoría (un principio generalmente aceptado como verdadero) que explica suficientemente el fenómeno. Es esto lo que hoy en día estamos viviendo?
y apunta a la población vacunada como “relevante fuente de transmisión”
En tiempos en los que se comienzan a aplicar “pases sanitarios” y vacunaciones obligatorias en distintos países, la prestigiosa revista científica “The Lancet” vuelve a advertir con una publicación contra el relato mediático de la “pandemia de no vacunados”, alertando, por el contrario, sobre el rol de las personas vacunadas en la extensión de la enfermedad.“Se esperaba que las altas tasas de vacunación contra COVID-19 redujeran la transmisión del SARS-CoV-2 en las poblaciones al reducir el número de posibles fuentes de transmisión y, por lo tanto, reducir la carga de la enfermedad por COVID-19. Sin embargo, datos recientes indican que la relevancia epidemiológica de las personas vacunadas con COVID-19 está aumentando”, sostiene el artículo. Günter Kampf, autor del texto, es investigador del “Institute for Hygiene and Environmental Medicine” de Greifswald, Alemania.
“En el Reino Unido se describió que las tasas de infección entre los contactos domésticos expuestos a casos índice completamente vacunados eran similares a los de los contactos domésticos expuestos a casos índice no vacunados (25% para los vacunados frente al 23% para los no vacunados)”, afirma la publicación, y cita un estudio en el que se demuestra que “12 de 31 infecciones en contactos domésticos completamente vacunados (39%) surgieron de casos índice vinculados epidemiológicamente completamente vacunados. La carga viral máxima no difirió según el estado de vacunación o el tipo de variante”.
Pasando al caso de países de Europa Continental, el artículo de The Lancet cita otro estudio que sostiene: “En Alemania, la tasa de casos sintomáticos de COVID-19 entre los completamente vacunados (“infecciones progresivas”) se informa semanalmente desde el 21 de julio de 2021 y era del 16,9% en ese momento entre los pacientes de 60 años o más. Esta proporción aumenta semana a semana y era del 58,9% el 27 de octubre de 2021, lo que proporciona una clara evidencia de la creciente relevancia de los vacunados como posible fuente de transmisión”.
Volviendo al Reino Unido, donde las autoridades gubernamentales ya promocionan una cuarta dosis y tres meses entre inoculaciones, la situación es similar: “Entre la semana 39 y 42, se reportaron un total de 100.160 casos de COVID-19 entre ciudadanos de 60 años o más. 89.821 ocurrieron entre los completamente vacunados (89.7%), 3.395 entre los no vacunados (3.4%). Una semana antes, la tasa de casos de COVID-19 por 100.000 era mayor entre el subgrupo de vacunados en comparación con el subgrupo de no vacunados en todos los grupos de edad de 30 años o más”.
En el caso de Israel, país que ha sostenido récords de vacunación en su población: “se informó de un brote nosocomial que involucró a 16 trabajadores de la salud, 23 pacientes expuestos y dos miembros de la familia. La fuente fue un paciente COVID-19 completamente vacunado. La tasa de vacunación fue del 96,2% entre todas las personas expuestas (151 trabajadores sanitarios y 97 pacientes). Catorce pacientes completamente vacunados enfermaron gravemente o murieron, los dos pacientes no vacunados desarrollaron una enfermedad leve”.
Por último, se menciona el caso de EEUU, donde paradójicamente, estados renuentes a la vacunación, como Texas, Florida o Dakota del Sur presentan hoy pocos casos de contagio, mientras que “Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. Identifican cuatro de los cinco condados principales con el porcentaje más alto de población completamente vacunada (99,9–84,3%) como condados de transmisión “alta””.
Dada esta situación, el artículo concluye con una fuerte advertencia: “Muchos tomadores de decisiones asumen que los vacunados pueden ser excluidos como fuente de transmisión. Parece ser una negligencia grave ignorar a la población vacunada como una posible y relevante fuente de transmisión”.
La prestigiosa revista científica The Lancet, publicó una nota de opinión de Günter Kampf, investigador del “Institute for Hygiene and Environmental Medicine” de Greifswald, Alemania, titulada “COVID-19: estigmatizar a los no vacunados no está justificado”, criticando en duros términos la reciente campaña mediática y gubernamental que responsabiliza a las personas que rechazan vacunarse por las “nuevas olas de Covid” que se registran en Europa. Dicha estigmatización ocurre al tiempo que distintos países comienzan a disponer la obligatoriedad de la vacuna.
En julio de 2021, Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EEUU, sostuvo que “el brote de COVID-19 se está convirtiendo en una pandemia de no vacunados”. Lo mismo sostuvieron en noviembre las autoridades alemanas: “Actualmente estamos viviendo una pandemia de los no vacunados, que es masiva”, sostuvo el ministro germano de Sanidad en funciones, Jens Spahn.
El autor de la nota de opinión publicada por The Lancet, sostiene que en esas afirmaciones no se están considerando las estadísticas que muestran la contagiosidad de las personas vacunadas, por lo que este tipo de afirmaciones caen en el absurdo de terminar sosteniendo que “los no vacunados amenazan a los vacunados contra el COVID-19”: “En EE. UU. Y Alemania, funcionarios de alto nivel han utilizado el término ‘pandemia de no vacunados’, lo que sugiere que las personas que han sido vacunadas no son relevantes en la epidemiología del COVID-19”.
“Cada vez hay más pruebas de que las personas vacunadas continúan desempeñando un papel relevante en la transmisión. En Massachusetts, EE. UU., Se detectaron un total de 469 nuevos casos de COVID-19 durante varios eventos en julio de 2021, y 346 (74%) de estos casos fueron en personas que fueron vacunadas total o parcialmente, 274 (79%) de las cuales eran sintomáticos”, explica.
“En Alemania, el 55,4% de los casos sintomáticos de COVID-19 en pacientes de 60 años o más fueron en individuos completamente vacunados y esta proporción aumenta cada semana. En Münster, Alemania, se produjeron nuevos casos de COVID-19 en al menos 85 (22%) de 380 personas que estaban completamente vacunadas”, agrega.
Y concluye de manera terminante: “Por tanto, es erróneo y peligroso hablar de una pandemia de no vacunados. Hago un llamado a los funcionarios y científicos de alto nivel para que detengan la estigmatización inapropiada de las personas no vacunadas, que incluyen a nuestros pacientes, colegas y otros conciudadanos, y para que hagan un esfuerzo adicional para unir a la sociedad”.
El oftalmólogo Li Wenliang fue uno de los ocho médicos de Wuhan que el 30 de diciembre de 2019 alertaron desde las redes a sus colegas y amigos sobre el brote de un nuevo coronavirus. Li ignoró la prohibición de difundir información delicada en redes sociales y estuvo investigando: La policía lo acusó de difundir rumores. Luego, contrajo el coronavirus y falleció el 6 de febrero. Desde ese momento, la noticia de su muerte corrió como pólvora en las redes sociales chinas, y los usuarios publicaron mensajes e imágenes que expresaban rabia, frustración y dolor, y señalaban al Gobierno.